‘A veces uno tiene la suerte de pasar un tiempo con personas que le recuerdan las alegrías de la vida’, estas son las palabras de Ryan Ray, el fotógrafo que tuvo la suerte de fotografiar la boda de Heather y Andrew. A pesar de su juventud o precisamente debido a ella, esta pareja de novios consiguieron hacer de su boda un día inolvidable. Es cierto que cuidaron todos los detalles al máximo y encargaron con mimo todo lo que habían ideado para su día B, pero lo que hizo realmente especial su boda fue su amor, puro y con mayúsculas. Sólo tenéis que fijaros en sus caras, en sus ojos o en su sonrisa, irradian felicidad y admiración mutua y teniendo eso, ¿qué más se puede pedir? Son la viva imagen de la alegría y del amor de los inicios, ese que es tan puro y tan intenso que parece que duele con sólo pensar en él. La pareja se casó en Howell Farms, una granja casi centenaria situada en el centro de Arlington (Texas), donde celebraron una emotiva ceremonia al aire libre amenizada por una música muy especial. Tanto los novios como sus testigos y damas de honor estuvieron descalzos durante toda la ceremonia, sintiendo la hierba fresca bajo sus pies. Os recomiendo que lo hagáis si podéis, es una sensación de libertad y naturaleza indescriptible. Tras la ceremonia, la cena se sirvió en un granero rehabilitado, rodeado de establos llenos de heno y antiguas sillas de montar que acentuaban todavía más el ambiente rústico de la boda. La música fue el hilo conductor de toda la velada y el alegre testigo de la felicidad de los novios que no dejaron de mirarse, de abrazarse y de bailar hasta el final del día. No os perdáis detalle del vídeo porque ya os aviso que la felicidad es contagiosa y en las imágenes que veréis hay a raudales.

Vídeo: Candle Light Films


Por favor, ayúdanos calificando este post
[Total: 0 Media: 0]