A veces la vida te sorprende con segundas oportunidades, con gente maravillosa que se cruza en tu camino de una manera casual y acaba por convertirse en imprescindible, con músicas inolvidables y espacios espectaculares que agitan sentimientos y hacen que una se lance a vivir, a disfrutar y a sentir como nunca antes había imaginado. La boda de Natalia y David es en realidad la historia de una no-boda, algo que inicialmente iba a ser un puro trámite administrativo y que acabó convirtiéndose en un día único gracias a un grupo de música y a un espacio precioso. La Finca Prados Riveros, rodeada de bosque y vegetación y situada en
