Anna Hernández es una profesional del mundo de la comunicación, tras pasar por varias empresas de producción de eventos y de haber fundado incluso su propia agencia de azafatas en Mallorca, finalmente regresó a su ciudad natal, Barcelona, encaminando su trayectoria profesional hacia el mundo nupcial. En la actualidad es la responsable de Organización de Bodas de un espacio novedoso y singular de la Ciudad Condal, el Esféric, emplazado en el interior de los Jardines de Joan Brossa. Casada y con una niña preciosa de enormes ojos verdes, nos da las claves para la elección del lugar idóneo donde celebrar nuestra boda.

1.- ¿Qué buscan los novios a la hora de decidirse por un espacio para su boda?

Varias cosas, dependiendo de la época del año. En bodas de primavera-verano buscan exteriores, localizaciones ajardinadas, vistas a la ciudad, en fin, un espacio donde puedan celebrar el banquete en óptimas condiciones pero que también puedan contar con la opción del exterior. Para bodas de otoño-invierno las parejas prefieren un espacio que sea espectacular en su interior para poder realizar un aperitivo con un buen acondicionamiento térmico. También es importante no desplazarse demasiado del lugar donde hayan elegido los novios casarse, para evitar gastos de autocares o tener que conducir con vehículo propio.

2.- ¿Cuál es el elemento más importante a tener en cuenta en la elección del lugar donde celebrar la boda?

Yo creo que principalmente es el feeling que cada pareja sienta con el espacio escogido, pero debe reunir bastantes requisitos que han de tener en cuenta como la hora de cierre, posibilidades de catering diferentes, flexibilidad y la tranquilidad que la persona responsable del espacio debe transmitir a las parejas de novios.

3.- ¿Qué imprescindible cree que no puede faltarle a una novia?

El ramo.

4.- ¿Cómo fue su vestido de novia y por qué lo eligió?

Mi vestido de novia fue de corte andaluz, inspirado en los trajes de flamenca. Mi diseñador fue consciente desde el principio de mis necesidades, que eran principalmente dos: el escote en V, por que es el que más me favorece, y la comodidad para poder bailar, ya que para mí era lo más importante. La solución fue realizar una gran abertura en el vestido desde la base hasta un poquito por encima de la rodilla, lo que me permitió andar con soltura y bailar tranquilamente. Además, la cola del vestido estaba sujeta con corchetes que al entrar a la cena me quité, por lo que después la comodidad fue óptima. Otro punto importante fue que al casarme en invierno tuvimos que pensar en la opción de un abrigo y optamos por diseñar uno con cuello chimenea, muy elegante, que acompañé con unos guantes de piel blancos. La verdad es que el resultado final me encantó.