Estos días de enero estoy un poco de revival, de recordar los buenos momentos de la infancia, el verano… Echar la vista atrás, escuchar una canción, cerrar los ojos y volver a sentir el sol en mis pupilas con la brisa acariciando mi cara mientras pedaleo a bordo de mi bici roja en compañía de la pandilla del verano. Tardes tranquilas bajo la sombra de un árbol, sin parar de devorar polines de los más diversos sabores para soportar el calor de mediodía. Cómo echo de menos esos sabores de antes…  Ahora se pueden encontrar polines en muchos sitios, incluso en grandes superficies, pero el sabor no es el mismo,