Estamos entrando de lleno en esa época del año en la que sales de casa por la mañana con chaqueta, te asas de calor a mediodía y por la noche ya empiezas a taparte con el nórdico porque de madrugada se te quedan los pies fríos. Esa época difusa del entretiempo en la que los días se acortan y las noches se hacen más largas y, aunque soy de las que prefiero el verano, también me apetece que lleguen ya los días de mantita y chimenea y, con ellos, las bodas de otoño y de invierno. Pensando ya en ellas he escrito el post de hoy, dirigido a todos los