Entre la Sierra de Almijara y el mar Mediterráneo, descansa Frigiliana, un precioso pueblo malagueño que huele a mar y sabe a tradición. Un lugar en el que el blanco de sus calles se da la mano con el azul del cielo y el tiempo parece detenerse. Fue recibir este precioso editorial e invadirme enseguida el recuerdo a verano, a playa, a sol y arena. Tardes eternas de paseos y de reencuentros, de paz y de belleza, sin horarios, sin prisas, con la tranquilidad que da el verano junto al mar. Tres novias diferentes recorren las calles empedradas de Frigiliana, unas calles llenas de rincones románticos y especiales, avanzando entre