La boda de Chiara y Gionata es una de esas bodas sencillas, tremendamente naturales, que transmiten amor y armonía desde la primera imagen. Me gusta especialmente porque es una boda de tres y me recuerda a la mía propia, en la que también nos acompañaron nuestros dos hijos y precisamente por ello fue mágica y especial. En este caso, es Gregorio, su único hijo, el que acompaña a la pareja. Los dos tenían muy claro las prioridades en su boda, no querían centrarse en las flores o en la decoración, prefirieron hacerlo en su hijo, sus amigos y familiares más cercanos, prescindiendo de lo superficial y centrándose en lo esencial.