Los áridos campos de Castilla, su tierra yerma y fría y su horizonte infinito enmarcan un editorial que me trasladó desde un primer momento a la época de mis ancestros, cuando el amor surgía entre murallas y prados y se confundía entre el balar de las ovejas y el calor de la lumbre. Realizado en Urueña, un precioso pueblecito vallisoletano, frente a la muralla medieval que rodea la ciudad y se adapta sobre el escarpado borde del páramo donde se asienta la villa. Los protagonistas, Alba y Lucas, dos locos amantes que deciden celebrar su historia de amor en la más absoluta intimidad, arropados por el impresionante cielo azul que