Anna y Albert eligieron las tranquilas aguas del Lago Michigan para celebrar su enlace. El espacio, un pequeño complejo turístico propiedad de los padres de la novia con su estética de cabañas de madera se convirtió en el escenario ideal para la pareja. Situaron una carpa transparente junto al embarcadero, que funcionó como perfecto telón de fondo de una ceremonia muy romántica precedida por un largo pasillo de pétalos de rosas de color blanco. La combinación de elementos clásicos con otros más rústicos estuvo presente en toda la estética de la boda, junto a la mezcla de colores coral, dorado y esmeralda. También en los centros de mesa decorada con