ELI & JOAN: UNA BODA DE FIESTA MAYOR

La boda de Eli y Joan fue una de esas bodas que duran todo el fin de semana y que uno no quiere que acaben nunca. De naturaleza sencilla y natural, quisieron una boda a su estilo, marcada por los recuerdos de infancia, las tradiciones populares y el disfrute de la vida al aire libre. Se casaron en el mes de mayo en La Tria, una masía catalana con más de 300 años de historia ubicada en el pueblo de Perafita, en el corazón del Lluçanés. Un espacio único con grandes muros de piedra, rodeado de pastos, bosque y naturaleza. La fiesta empezó el sábado por la mañana, en el jardín que hay delante de la masía, con la premisa de vestir ropa informal y calzado cómodo. Los novios recibieron allí a sus invitados, con muchas ganas de pasarlo en grande. Organizaron toda una serie de juegos populares, carreras de sacos y de barriles de vino, tiro de cuerda y lanzamiento de alpargatas. Los invitados se dividieron en dos grupos, por un lado los amigos y familiares del novio y, por otro, los de la novia, en una jornada de lo más divertida. Al finalizar se repartieron cestos de mimbre y manteles a cada invitado para disfrutar de un picnic al aire libre con comida típica catalana, embutidos, quesos, pan con tomate y ensaimadas. Tras un breve descanso, por la tarde volvieron a reunirse todos para la celebración de la ceremonia civil, que ofició el hermano de Joan. La novia lució un look muy natural, fiel a su estilo sencillo y chic, optando por un vestido lencero de piel de ángel hecho a medida por la firma barcelonesa L’Arca, con escote de encaje de Bruselas del siglo XIX, rematado con botones de nácar. En cuanto al peinado, dejó su preciosa melena suelta adornada por un tocado vintage de cristales y, en lugar de zapatos, se decantó por unas alpargatas de rafia natural. Como al inicio de la tarde llovía un poco, decidieron casarse en el interior del establo, pero antes la novia hizo su entrada triunfal a bordo de un tractor que conducía su propio abuelo, con los pies descalzos, como tantas veces había hecho de pequeña. La lluvia cesó en el momento en que los novios pidieron a sus invitados un silencio meditativo, fue entonces cuando los pájaros cantaron y unos tímidos rayos de sol iluminaron la ceremonia. Joan sorprendió a Eli con una canción compuesta por él para la ocasión. Al salir, bajo una lluvia de hojas de olivo, les esperaba una banda de swing que les acompañó al vermut previo a la cena. Ambos tenían claro que querían una cena distendida e informal, para ello agasajaron a sus invitados con una cena-degustación compuesta por 25 platillos a compartir, regada por vinos exclusivos de pequeñas bodegas catalanas. A la hora de los postres, los Diables La Garça (una tradición típica del folklore catalán) sorprendieron a todos los invitados con su espectáculo de fuegos, animándoles a bailar juntos uno de sus bailes tradicionales. Fue entonces cuando los novios organizaron un típico Ball del Fanalet (baile del farolillo), repartiendo  farolillos a todos y anunciando con petardos que se iniciaba el gran baile de Fiesta Mayor. Momento en el que la banda Augie Burr & The Elvis Tribute Band empezó a tocar, deleitando a todos con su música en directo, consiguiendo que las horas pasasen sin apenas darse cuenta y alargando la fiesta hasta la madrugada entre risas, bailes y la actuación de varios grupos amigos del cantante y de su ya esposa. Pero no penséis que todo acabó aquí, ya que al día siguiente, aprovechando que era domingo, los novios organizaron una comida en el campo para recordar juntos todos los momentos vividos el día anterior. ¿No os parece una boda sencillamente genial?

Fotografía: Noe Elías / Vestido novia, tocado y bata: L’Arca / Chaqueta novia: Andrea Morros / Zapatos novia: Ball Pagès / Traje novio: Paul Smith / MUAH: Guillermina Plaza y Juan Carlos Dalmau / Espacio: La Tria / Catering: El Ginjoler en colaboración con Juvé i Camps / Banda música: Augie Burr & The Elvis Tribute Band

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Blog de Bodas - Cristina Lázaro:
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