Edu & Judy: blanco, negro y rojo

Edu de Pamplona, Judy de Taiwan, ambos estudian inglés en Nueva York y… ahí surge el flechazo! Sólo dos meses bastaron para que los dos supieran que se habían enamorado, a partir de ahí empezaron los  viajes juntos para encontrarse en cualquier parte del mundo hasta que llegó un día en el que tuvieron que decidir seguir hacia delante o tomar caminos separados y, lógicamente, escogieron la primera opción. Así fue como Judy se fue a vivir a Madrid, sin saber una palabra de español pero convencida de que lo que quería era estar junto a Edu. Se casaron en el Hotel Alma Muga de Beloso, en Pamplona, un espacio de líneas rectas y minimalistas, muy del estilo de Edu. Desde el principio toda la decoración mezcló elementos de ambas culturas, así el símbolo de la boda, en vez de ser las iniciales de los novios fue el de la Double Happiness, un caracter chino muy habitual en las bodas taiwanesas. La paleta de colores fue la combinación de blanco, negro y rojo, introduciendo nuevamente conceptos orientales. Lo que más me ha sorprendido es que Edu estuviera presente desde el principio en todos los pasos de Judy ese día, desde empezar juntos a vestirse hasta incluso acompañarla a la peluquería, no querían vivir ni un instante de ese día separados. La ceremonia fue sencilla y muy emotiva, basada en su historia y en el amor, amarilis rojos y paniculata fueron las flores predominantes. Uno de los detalles que más gustó fueron los parasoles de papel de arroz que regalaron a la entrada de la ceremonia, un detalle traído expresamente por Judy desde Taiwan y que luego se convirtió en el protagonista de unas fotos muy divertidas. Sus padres también colaboraron aportando el regalo típico de las bodas taiwanesas, deliciosas tartas de piña que se colocaron en un bonito bodegón en el salón del banquete y que luego se entregaron a los asistentes cuando se dirigían al baile. Para los invitados y familiares de Judy, los novios prepararon pequeños paquetes con turrón. Las mesas de la boda estaban nombradas con los lugares en los que los novios habían viajado juntos y el seating era como un gran mapa con las diferentes paradas de un  viaje. La Candy Bar también estaba inspirada en la ciudad de Nueva York, el recuerdo más dulce de los novios. Toda una boda plagada de detalles salpicados por el cruce de culturas, si hasta el reportaje fotográfico parece sacado de una exposición del MoMa, ¿no creéis? Os va a encantar!

Wedding Planner: Omendu

Fotografía: Susana Barberá

 

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Blog de Bodas - Cristina Lázaro:
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