Alice & Andrea: sencilla boda de otoño

Hoy es el último día del verano, lo que quiere decir que mañana empieza el otoño, para mí la estación más nostálgica del año. Como ya os he comentado alguna vez cuando me casé me hubiera gustado hacer dos bodas, una en verano y otra en otoño o incluso en invierno. Las posibilidades que ofrece esta época del año son estupendas, incluso todavía puedes arriesgarte a hacer algo al aire libre, aunque eso sí contando con un Plan B por si las moscas. La boda de hoy es una preciosa y sencilla boda civil de otoño. Era lo que querían los novios, una pequeña fiesta con sus familiares y amigos más íntimos una mañana cualquiera de otoño. Alice y Andrea se casaron en Verdello, una villa italiana del s.XVIII situada en el Noroeste de Italia y eligieron el ayuntamiento de la localidad, un edificio de grandes ventanales y columnas renacentistas. La novia quería huir del típico vestido blanco, ya que su idea era algo bien distinto, por eso eligió un vestido de la diseñadora Vivienne Westwood a juego con un tocado de redecilla en tono ocre, combinado con un abrigo estilo años 50. El peinado, con el pelo suelto y unas ondas al agua le daban un toque de nostalgia otoñal. El traje del novio, de paño gris con camisa de cuadros vichy, es de Tom Ford y lo combinó con una corbata en tonos azules y blancos y pañuelo a juego en la solapa. Uno de los momentos más emocionantes fue la lluvia de confetti que cayó sobre los novios cuando salieron del ayuntamiento ya como marido y mujer. Fue el toque de color de una mañana gris y algo fría. Tras la ceremonia, el almuerzo se sirvió en Villa Giavazzi, un restaurante cercano situado en el mismo edificio, a pocos metros del ayuntamiento, donde los invitados pudieron disfrutar de un catering autóctono reinventado con nuevos y originales sabores. De ambiente sobrio y elegante, las mesas se decoraron al más puro estilo italiano, en vez de números se colocaron pequeños sacos llenos de pasta (spaguetti, farfalle, etc.) con una tarjeta donde estaba escrito el sitting de mesa y, como única decoración floral, grandes jarrones de cristal con tulipanes blancos en su interior, a juego con el ramo de la novia. Un grupo de música en directo fue el encargado de amenizar una tranquila velada de una tarde relajada y feliz de un día cualquiera de otoño…

Fotografía: Giuli & Giordi

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