Creo que es la primera vez que publico una sesión boudoir, no es que no me gusten pero creo que para obtener un buen resultado tanto las fotografías como el estilismo y la estética en general deben estar muy bien cuidados. En eso soy bastante pudorosa ya que considero que este tipo de sesiones tienen un carácter íntimo y muy personal. Pero hoy me he atrevido con este reportaje porque me ha parecido de una sensibilidad excepcional. Toda la sesión se basa en la disciplina del ballet y tiene ese punto naíf de frescura infantil. El suelo de madera natural, la pared desconchada y los dos grandes ventanales que dejan pasar la luz mientras una suave brisa empuja las cortinas blancas, aportan naturalidad y romanticismo durante toda la sesión. La combinación de piezas de cama y lencería junto a complementos más propios del ballet como la gran falda de tul o las bailarinas de raso en tono rosa empolvado, ofrecen un ambiente cargado de romanticismo y feminidad. De igual forma los encajes trabajados, las etéreas transparencias y el color azul del tul junto a grandes lazos de raso enmarcando la espalda se mezclan con las tonalidades en crema y blanco roto en un resultado final que mezcla sensualidad e inocencia a partes iguales reflejando el suave y fino hilo que une la niñez con la madurez.
Fotografía: Archetype Studio