Las bodas de invierno nos ofrecen unas posibilidades únicas que no se dan en otra época del año, por eso conviene estudiar bien la ubicación no sólo de la boda sino también del reportaje de los novios, para poder sacarles el mejor partido posible. Hoy comparto con vosotros una sesión de inspiración invernal que tiene como telón de fondo el paisaje natural de las montañas nevadas, todo un espectáculo digno de ser fotografiado. En esta ocasión el entorno y el estilismo han propiciado que la sesión tenga un trasfondo medieval, como podéis apreciar en las tonalidades elegidas, grises, marrones y negros. Al mismo tiempo se ha buscado también jugar con la simplicidad en la decoración para dar un mayor protagonismo al paisaje y al espacio. Los tonos grises y el contraste con la madera oscura y la vajilla de oro envejecido resaltan las paredes de piedra sin tratar. Al mismo tiempo, la calidez que aportan las velas y la distribución de varios candelabros en la parte central de la mesa le otorga a la misma una elegancia decadente muy apropiada con el entorno y la naturaleza de la sesión. Esas mismas tonalidades oscuras, empleadas también en las flores y en el estilismo de los novios contrastan con el blanco de la nieve pero a la vez van en consonancia con los elementos naturales de la montaña, estableciendo un ambiente cambiante digno del impresionante entorno natural que les rodea. El espectacular vestido de novia negro de Leanne Marshall pone el punto sofisticado a un estilismo poco frecuente pero no por ello menos elegante.

Fotografía: White Ash Photography