Esta semana se nos ha ido uno de los grandes de la moda, para mí también uno de los diseñadores más elegantes, un gentleman del diseño y del saber estar. Porque la moda es una filosofía de vida y Óscar de la Renta hizo de ella su pasión y su destino. Dominicano de nacimiento pero con formación europea , fue discípulo de Balenciaga y de Antonio del Castillo hasta que en 1960 se trasladó a vivir a Estados Unidos, donde desarrolló su carrera vistiendo a numerosas celebridades, entre ellas la irrepetible Jackie Kennedy. Los que lo conocieron bien hablan maravillas de él, de la Renta era una persona sencilla que amaba la vida y por encima de todo la belleza, un perfecto caballero al que le gustaba jugar al tenis o al dominó con sus empleados porque para él no existían las clases sociales, sólo las personas. No sé porqué pero junto a la diseñadora Carolina Herrera siempre he considerado que eran el binomio perfecto dentro del mundo de la moda, lo más parecido a un matrimonio bien avenido con un estilo afín basado en la elegancia y los buenos modales. Como homenaje a su persona y a su obra hoy recordamos una de sus últimas colecciones de novia, la que diseñó para Otoño-Invierno de 2015. Una colección muy femenina, con diseños que combinan el encaje francés con bordados, tules y puntillas y donde las espaldas adquieren un protagonismo especial mostrando tejidos transparentes y delicados apliques de encaje. Las faldas abullonadas, de estilo sirena o los modelos más cortos definen diferentes estilos de novia pero respirando siempre la misma sensualidad, regalándonos una colección única. El último tributo de un gran genio que perdurará en el tiempo y en el corazón de los que le amaron y adoraron.

Fotografía: Oscar de la Renta