Elodie y Jaime, ella francesa y él español, se conocieron hace más de una década en Bristol cuando estudiaban una beca Erasmus y desde entonces son inseparables. Su historia de amor recorrió muchos puntos de la geografía europea, hasta que hace unos años eligieron Barcelona para establecer su residencia y su estudio de diseño feliz, Doiy. Lo suyo no fue una boda al uso porque no fue una, sino dos las ceremonias que celebraron y en dos lugares emblemáticos de Catalunya de enorme su belleza natural: Cadaqués y Olot. Playa y montaña. Como era de esperar su boda tenía que ser tan creativa y especial como ellos, así que se pusieron manos a la obra y diseñaron todos los detalles del día de su enlace, el logo y el sello de la boda, así como las invitaciones y toda la cartelería, además del Photobooth. La primera boda fue en Cadaqués, donde celebraron una ceremonia civil con la familia y amigos más cercanos. Para esta primera celebración, Elodie escogió un look muy sencillo y natural, un vestido de Asos, zapatos de Stradivarius y un ramo de peonías. El aperitivo tuvo lugar en el Cap de Creus, junto al faro de Cadaqués, con unas vistas espectaculares sobre el litoral. Tras la pequeña celebración, toda la comitiva se desplazó hasta la zona volcánica de La Garrotxa donde, al día siguiente, tendría lugar la segunda boda. Allí, en la emblemática masía de Les Cols, que aúna a la perfección tradición y modernidad, la pareja se juró amor eterno ante cerca de un centenar de invitados venidos de distintos países. La ceremonia fue mitad en francés y mitad en español y los encargados de llevarla a cabo fueron una prima de Elodie y un amigo de ambos que conocieron en su etapa en Bristol. Aunque la segunda ceremonia fue de carácter simbólico, sí que hubo un guiño a la cultura judía de la familia materna de Elodie, de origen judío-marroquí. Para esta segunda ‘boda’, Elodie se decidió por un precioso diseño de Rosa Clará con body de punto de seda con escote en la espalda, zapatos de Pura López y un romántico bouquet de rosas blancas enlazadas con una cinta de raso. Los colores elegidos fueron el blanco y el turquesa, siguiendo una decoración muy limpia y minimalista, acorde con el estilo de Les Cols. Impresionante la sala del banquete, un espacio en continua comunicación con la naturaleza donde los elementos naturales se confunden con la piedra y la transparencia de paredes y mobiliario con el objetivo de evocar el paso del tiempo y el transcurso de las horas. Tras la cena se celebró una gran fiesta donde los amigos tuvieron un  papel protagonista amenizando a todos los asistentes con un animado concierto y baile posterior, poniendo el broche final a dos intensos días de emociones.

Vídeo: Love me do Films

 

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