Nunca hubiera imaginado que me acabarían gustando estos parasoles y menos todavía que quisiera ponerlos en mi propia boda para que evitar el sol directo a los invitados. No sé por qué pero cada vez que los veía me venían a la cabeza los típicos cócteles de los años 80 con el paragüitas de papel de colores en su interior o la imagen de una chinita de tela mirándome fijamente mientras cubría su cabeza con uno de ellos. Y resulta que al cabo de los años los vi en una portada de una revista de novias y me encantaron. Los busqué por toda la red porque los quería blancos y