Siempre me han apasionado las novelas de Agatha Christie y del detective Hércules Poirot, ese halo de misterio que se percibía entre líneas y que te mantenía con la imaginación en vilo hasta la resolución final de la trama. Cuando las leía toda la habitación respiraba una atmósfera de misterio que me atraía, al mismo tiempo que me entraba un leve cosquilleo en el estómago. Siempre que viajo en tren siento ese cosquilleo, en parte por el recuerdo de esas novelas y en parte porque viajar en tren puede llegar a ser… ¡tan romántico! Os propongo una Luna de Miel diferente. Si sois unos novios aventureros, románticos y a los