Hay productos que nos acompañan desde niños, están ahí, frente a nuestros ojos, en nuestro día a día y crecen con nosotros sin apenas darnos cuenta de ello. Hasta que de repente un día, con el paso de los años, te enterneces al verlos en un momento especial de tu vida. Eso es lo que me pasó a mí el día de mi boda con un objeto cotidiano que cada mañana al levantarme veía en el tocador de mi madre, un botecito dorado de laca Elnett de L’Oreal Paris. Os parecerá una tontería, pero ese botecito hizo que me emocionara por primera vez ese día, fue la primera de muchas