‘Cruz y yo somos dos personas, aunque suene raro decirlo, infinitamente distintas. En gustos, en caracteres, en formas de pensar, en todo… pero es eso lo que precisamente nos une. Cada uno de nosotros le aportamos al otro justo esa mitad de todo lo demás y eso hace que los dos nos sintamos felices y completos el uno con el otro’. Así empezaba Quique el relato de su boda. Y es que Cruz, la novia, es la parte loca, fantasiosa y desinhibida de la pareja, mientras que Quique tiene un carácter más tradicional y conservador. ‘Gracias a Cruz he llegado a disfrutar de la vida de una forma como nunca