La verdad es que nunca he sido una persona mitómana, ni siquiera de pequeña o de adolescente. Cuando mis amigas suspiraban por los actores o cantantes de moda y empapelaban sus habitaciones con fotos o posters de ellos yo prefería colgar lo que yo consideraba mis ‘paneles de inspiración’ que no eran otra cosa que varios collage con miles de recortes, fotografías, notas, apuntes, entradas de teatro o de cine, portadas de libros o pinturas que por una u otra cosa llamaban mi atención y configuraban mi propio universo personal. Pero en ese universo alguna vez se colaba una figura que me deslumbraba y la que más recuerdo era